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En la era digital, hablamos de ciberseguridad como si estuviéramos en medio de un emocionante juego de mesa. Sin embargo, muchas veces no somos conscientes de que, en realidad, estamos participando en un juego de estrategia muy serio, donde las reglas cambian constantemente y el tablero está en frecuente evolución.
Todos hemos jugado alguna vez a un juego de mesa o al menos hemos visto a otros jugar. En cualquier juego, el objetivo es claro desde el principio: invertir tiempo y esfuerzo para ganar. Las reglas, que definen cómo podemos interactuar con el juego y entre nosotros, son fundamentales. Sin estas reglas claras, el juego se convierte en una serie de acciones aleatorias que no conducen a ningún objetivo concreto, aumentando la frustración y el tiempo necesario para jugar, y disminuyendo el deseo de volver a participar.
La ciberseguridad funciona de manera sorprendentemente similar a este tipo de juegos. Debemos comprender los desafíos a los que nos enfrentamos, el resultado final que buscamos y qué recursos podemos utilizar para jugar de manera estratégica. En este contexto, el juego que jugamos se llama «Ciber Resiliencia». Este es un juego cooperativo multi equipos donde los participantes deben comunicarse de manera efectiva, actuar ágilmente y trabajar en conjunto para enfrentarse a una variedad de retos en constante cambio. El objetivo es proteger nuestros sistemas y usuarios legítimos, detectar intrusos y actualizar las reglas de seguridad para adaptarlas a nuestras necesidades.
El «tablero» en este juego es la infraestructura digital. Los jugadores definen las reglas, conocidas como políticas de seguridad, con el fin de minimizar la posibilidad de que los atacantes logren sus objetivos, ya sea robar información confidencial, causar interrupciones, secuestrar datos, propagar malware, u otras acciones que ponen en juego la triada fundamental de seguridad de la información: Confidencialidad, Integridad y Disponibilidad.
Durante su turno, los atacantes intentarán descubrir y explotar vulnerabilidades —técnicas, de procesos o humanas— utilizando un amplio arsenal de tácticas y técnicas. Los equipos de seguridad deben detectar, bloquear y mitigar estas amenazas. Cuanto más rápido y eficazmente actúen, más puntos ganarán para su Postura de Seguridad. En caso contrario, si tardan en responder, aumentará el riesgo de daños y su puntuación disminuirá.
Afortunadamente, los equipos de seguridad tienen herramientas a su disposición, como firewalls de próxima generación, sistemas de prevención de intrusiones, detección y respuesta en red, microsegmentación, programas de concientización, y muchas otras opciones. Sin embargo, el uso de estas herramientas requiere una colocación precisa y una sintonización adecuada para ser efectivas.
La victoria en este juego depende de la capacidad de los equipos de seguridad para comunicarse, adaptarse y responder a las amenazas de manera eficiente. Cada día que la infraestructura se mantenga resiliente es un punto ganado. Sin embargo, debemos evitar caer en la complacencia, ya que los atacantes rara vez se rinden y siempre buscarán nuevas maneras de burlar nuestras defensas.
Te invito a participar en esta partida continua de ciberseguridad, donde cada movimiento cuenta y cada decisión puede marcar la diferencia entre una victoria o una derrota. La resiliencia cibernética no es solo un objetivo, es un juego estratégico en el que cada uno de nosotros tiene un papel crucial para asegurar el futuro digital.
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